Todo empezó en un café de Ruzafa
Era octubre de 2018. Me había reunido con el dueño de una pequeña empresa textil que llevaba tres generaciones en la familia. Sus números eran buenos, pero algo no funcionaba. Las ventas bajaban cada trimestre y no entendía por qué.
Después de analizar sus finanzas durante dos semanas, descubrí que el problema no estaba en los números. Estaba en cómo interpretaba lo que significaban esos números para el futuro de su negocio.
Esa conversación cambió mi perspectiva completamente. No se trataba solo de revisar balances o optimizar flujos de caja. Se trataba de ayudar a las empresas a entender su propia historia financiera y escribir el siguiente capítulo.